"Parece propio del hombre prudente el poder discurrir bien sobre lo que es bueno y conveniente para él mismo, no en un sentido parcial, por ejemplo, para su salud o fuerza, sino para vivir bien en general." (Aristóteles, Ética a Nicómaco, Libro VI, Cap. 5)

viernes, 27 de enero de 2017

APUNTES Y ACTIVIDADES SOBRE LOCKE

John Locke (1632-1704).
  1. Biografía y contextos del autor y su obra.
John Locke nació en Bristol en 1632. Pocos años después, los enfrentamientos entre rey y Parlamento en Inglaterra (dos revoluciones) desembocarán en una larga y cruenta guerra civil que concluirá en 1648. El resultado fue la derogación de la monarquía y la proclamación de la Republica, en 1649, tras la decisión de O. Cromwell de ejecutar a Carlos I y de proclamarse Lord Protector de Inglaterra, Escocia e Irlanda.
La República se debilitó al mismo ritmo que la salud de su protagonista. Dos años más tarde fallecía el Lord Protector y su sistema político se extinguiría con él. En 1660 Carlos II recuperó el trono inglés y, en 1685, le sucedió su hijo, Jaime II, que incurrió en los mismos errores que su antecesor al no valorar el poder económico que la burguesía floreciente había adquirido. Durante su reinado se intensificaron las diferencias entre los defensores de los derechos de los burgueses, parlamentarios, y los defensores del absolutismo.
Estas tendencias crecieron en intensidad y virulencia, hasta que en 1688 la inestabilidad política obligó a Jaime II a partir hacia el exilio y el Parlamento recurrió al príncipe protestante Guillermo de Orange, esposo de María, hija de Jaime II. Su llegada al poder se conoce con el nombre de “revolución Gloriosa” y supuso el fin del absolutismo con la implantación de una nueva forma de gobierno denominada “monarquía parlamentaria”; germen de la actual configuración política, basada en la división de poderes y la defensa de los derechos individuales, con la consiguiente supresión de los privilegios estamentales.
La vida de John Locke discurrió entrelazada con los hechos descritos. Estudió en la Universidad de Oxford, donde recibió una formación escolástica poco ortodoxa de la que, sin embargo, se sintió defraudado tras sus primeras lecturas de Bacon y Descartes. Esto le inculcó el deseo de sistematizar una nueva filosofía alejada de presupuestos escolásticos. Locke, erudito y mente preclara, completó sus estudios con un acercamiento profundo a la medicina, la química y la física. En 1659, se incorporó al claustro de Oxford para enseñar letras clásicas, retórica y moral. En 1674 obtuvo la licenciatura de medicina, si bien ejerció la profesión sólo de manera intermitente, ya que participó de manera activa en la vida política de su época. Fue secretario personal de Lord Shaftesbury, canciller de Inglaterra. En 1683, tras la caída en desgracia de Lord Shaftesbury, Locke se exilió a las Provincias Unidas.
Durante su estancia en las Provincias Unidas, en 1685, Locke publicó su “Carta sobre la Tolerancia”; defensa minuciosa de la necesaria separación entre el poder civil y el eclesiástico, así como del derecho de cada persona a ejercer su libertad de conciencia en cuestiones religiosas.
Locke no regresó a Inglaterra hasta 1688, año de la “Revolución Gloriosa”, para convertirse en defensor teórico del nuevo modelo de gobierno con su obra “Dos tratados sobre el gobierno civil”, donde se fundamenta la inviolabilidad de los derechos individuales.
Su delicada salud le impidió aceptar más responsabilidades políticas, pese a los ofrecimientos recibidos. Retirado de la vida pública, falleció en 1704 en Essex.
  1. El sensilismo.
2.1. Vs. Ideas innatas.
La primera tarea que emprendió Locke en su obra “Ensayo sobre el entendimiento humano” fue la de refutar la existencia de ideas innatas en la mente. Los empiristas coincidirían con los racionalistas en la tesis que sostiene que el objeto del conocimiento no son las cosas, sino las ideas que tenemos sobre ellas. Por tanto, es necesario dilucidar cuál es el origen de esas ideas. Pero estas no pueden ser innatas, como el propio Locke, utlizando argumentos sencillos, explica en su “Ensayo...”.
Locke analiza dos principios clásicos de la metafísica, el “principio de identidad” y el “principio de no contradicción”, para refutar la tesis racionalista de la existencia de ideas innatas. Hay personas (Locke designará como ejemplos a los niños y a los idiotas, pero sin ánimo peyorativo) que no poseen ideas innatas. Esto implica que esas personas no poseen tales ideas impresas en su mente, de ninguna forma, con lo cual no pueden ser innatas.
Así, la mente inicialmente no es más que un papel en blanco, vacio de ideas. ¿Cómo se llena este papel en blanco? Mediante la experiencia; es en la experiencia del mundo donde se fundamenta el conocimiento y de donde todo se deriva en último término. Esta teoría se conoce con el nombre de “sensilismo”.
Locke distingue dos fuentes con las que la experiencia abastece de ideas al entendimiento; sensación y reflexión.
-          La sensación es la principal fuente de ideas que posee el entendimiento. Sensaciones serían todas aquellas ideas que proceden de los datos suministrados por los sentidos. Así, siguiendo el hilo conductor propuesto por el mismo Locke, tenemos ideas como rojo, amargo, frío, etc.
-          La reflexión constituye la percepción de las operaciones de nuestra mente dentro de nosotros aplicada a las ideas que alcanza por los sentidos. Así, por ejemplo, serían reflexión el pensar, el desear, el razonar, etc. Estas operaciones se representarían como sensaciones internas.
Sensación y reflexión proporcionan a la mente su material de trabajo, que no sería otro que las ideas. Locke denominará estas ideas como “ideas simples”.
2.2. Ideas simples e ideas complejas.
Si bien la mente se presenta de forma totalmente pasiva en la recepción de las llamadas ideas simples, es capaz de elaborar activamente un nuevo material, las “ideas complejas”, a partir de la combinación, unión y separación de distintas ideas simples.
Por tanto, incluso las ideas más abstractas que la mente pueda poseer no son sino meras operaciones realizadas sobre las ideas simples.
Locke clasifica las ideas complejas en tres grupos: modos, sustancias y relaciones.
Al hilo de todo esto debe explicarse qué entiende Locke por conocimiento y qué alcance puede tener este. Partiremos de un texto de Locke y seguiremos con un ejemplo…
Texto:
“Puesto que la mente en todos sus pensamientos y razonamientos no tiene otros objetos inmediatos sino sus propias ideas, que son la única cosa que contempla o puede contemplar, es evidente que nuestro conocimiento sólo versa acerca de ideas. El conocimiento, pues, me parece que no es otra cosa que la percepción de la conexión y concordancia o no concordancia y repugnancia de algunas de nuestras ideas. Sólo consiste en esto. Donde existe esta percepción, existe conocimiento; y donde no la hay, aunque podamos imaginar, adivinar o crear, sin embargo, no alcanzamos conocimiento”.
Ejemplo:
Observamos una mesa. Mediante la sensación, se elabora en mi mente la idea de mesa. Esta idea de mesa contendrá nociones referidas a su extensión, figura, forma… son las “cualidades primarias” de esta mesa. También contendrá nociones referidas a su color, rugosidad, olor, etc.; “cualidades secundarias” de la mesa. Estas últimas son, para Locke, meramente subjetivas.
Las cualidades primarias son objetivas y, por tanto, tienen que darse en algún sustrato que les sirva de base. Ese sustrato lo constituirá la substancia, pero esta no es más que algo impreciso e incognoscible.
2.3. La substancia.
La expresión utilizada por Locke para definir la substancia es muy clara. Se refiere a ella como un “no sé qué”. La mente humana supone ese substrato, pero no puede dar explicación de él.
En definitiva, Locke no niega la existencia de la substancia, pero advierte que no puede decirse nada sobre ella. La substancia pasaría así a convertirse en una categoría de la conciencia. Gracias a esta presencia todos podemos decir, por ejemplo; “mesa”.
A partir de todo lo anterior, Locke distinguiría tres tipos de substancias: la corpórea, el alma y Dios.
Como veremos más adelante, la crítica de la substancia así concebida llevará a D. Hume al escepticismo. Pero antes de ello, cabe preguntar a Locke…: ¿cómo pueden concordar unas ideas con otras? Pues, si el conocimiento consiste en esta concordancia o no concordancia, se hace necesario aclarar esta cuestión.
2.4. Tipos de conocimiento según Locke.
-          Si esta concordancia o falta de concordancia es percibida por la mente de manera inmediata, estaríamos ante lo que Locke denomina “conocimiento intuitivo”; el más claro y seguro que puede alcanzar la mente humana, ya que no precisa de ninguna mediación.
-          Si se utilizan otras ideas como mediadoras para establecer dicha concordancia o falta de concordancia, nos encontramos ante lo que Locke llama un “conocimiento demostrativo”. Así proceden, por ejemplo, las matemáticas, y así debe demostrarse la existencia de Dios, por medio del principio de causalidad.
-          Finalmente, Locke distingue un tercer tipo de conocimiento; el “conocimiento sensitivo”. Este haría referencia a la existencia de objetos particulares exteriores al sujeto que conoce. Paradójicamente, este tipo de conocimiento sería el más imperfecto.
El mismo Locke pone como ejemplo de lo anterior la diferente percepción (conocimiento) que una persona puede tener del Sol si es de día o de noche. Así, en cierta medida, Locke contradice su propia propuesta empirista, ya que las cosas exteriores serían la causa de nuestras sensaciones y, por lo tanto, las ideas no constituirían el límite de nuestro conocimiento.
No obstante, Locke reafirmaría la imposibilidad de llevar nuestro conocimiento más allá de las ideas, saliendo así al paso de esta posible incongruencia, y afirmará que sólo podemos conocer la existencia de las cosas y no su naturaleza interna.
Pero todavía podría hacerse otra objeción más a las tesis de Locke… ¿Cómo es posible asegurar esa conformidad si la mente sólo conoce ideas? ¿No supone esa conformidad un “salirse fuera” de esas ideas que, se supone, constituyen el único material con que contamos?
Locke sostendría que las ideas simples no ofrecen ningún problema, pues no pueden producirse por una actividad propia de la mente y, por tanto, no son más que el producto de las cosas externas.
A su vez, las ideas complejas tampoco ofrecen dificultad, pues si bien son operaciones de la mente, tienen como base esas ideas simples y, por tanto, el problema de la conformidad carece de importancia. Todo lo que queda fuera de estos tipos de conocimiento no será más que una mera probabilidad.

  1. El contractualismo de Hobbes y Locke.
3.1. El Contractualismo.
En la Inglaterra de la época se empezó a concebir la idea de un poder político como construcción humana y no como prolongación del poder divino encarnado en el monarca. Surgió lo que se conoce como “contractualismo social”.
El contrato social supone la legitimación del Estado, que debe subordinarse al pacto que, para tal fin, subscriben los ciudadanos. Durante la época de Locke, no se había planteado todavía la posibilidad de poner en práctica dicho contrato entre Estado y súbditos, sólo se presentaba como un ejercicio especulativo para demostrar que el Estado no es más que el resultado convencional de un acuerdo. Los individuos, conscientes de que la vida en sociedad necesita un orden que la regule, otorgarían al Estado la posibilidad de legislar y hacer cumplir lo legislado.
Pues bien, en este marco se inscribe la teoría política de Locke, para cuya comprensión adecuada es conveniente exponer, anteriormente, las tesis defendidas por Thomas Hobbes (1588-1679), primer autor en defender la génesis del poder político como resultado de la voluntad y el acuerdo de los hombres en su obra “Leviatán”.
3.2. El influjo del pensamiento de Hobbes.
Hobbes describe la situación anterior a ese pacto o contrato social en el denominado “estado de naturaleza”.
En ese hipotético estado de naturaleza, los hombres vivirían en una absoluta igualdad y libertad. Hobbes considera que, de forma genérica, todos los seres humanos son iguales y propensos al egoísmo. Por tanto, ese estado de naturaleza resulta inviable, dado que en él el hombre se convierte en un lobo para el hombre, impidiéndose la convivencia pacífica. En el estado de naturaleza domina el miedo de unos hacia otros, y esto hace necesaria la existencia de un pacto que limite las libertades personales y, en definitiva, haga posible la vida. La necesidad de pactar surge de manera voluntaria y da lugar a lo que se conoce como Estado. Éste, por tanto, ni tiene origen divino ni surge de una natural inclinación del ser humano a vivir en sociedad, como sostenían los autores griegos y medievales.
Hobbes se presenta así como defensor del absolutismo regio, ya que una de las primeras consecuencias de su teoría del pacto social es la aparición de una figura política, el Leviatán, que concentra el poder cedido por todos. Dada la condición egoísta del ser humano, esta figura detentaría el poder absoluto, pues sólo este posibilitaría el mantenimiento de cierta convivencia en paz y prosperidad.
Locke, como Hobbes, defenderá que la sociedad es resultado de un pacto. Pero su visión de la naturaleza humana es un tanto más positiva, de tal forma que abogará por un sistema político distinto al defendido por Hobbes.
3.3. La legitimación del liberalismo político.
Locke nos hace imaginar al ser humano en un estado presocial o estado de naturaleza, viviendo en completa libertad e igualdad y en posesión de dos derechos naturales: el derecho a la propiedad privada y el derecho a castigar.
Aunque, en principio, parezca que el estado de naturaleza descrito por Locke es un estado idílico del hombre, pronto se descubren sus limitaciones. En esa forma de organización presocial, sin leyes concretas ni alguien que imparta justicia ante posibles atropellos, la vida degenera en un estado de guerra, que no sería permanente, pues los hombres recapacitarían e intentarían buscar soluciones… Esto sería impensable para Hobbes, quien sostiene que el hombre es un lobo para el hombre. La solución será, pues, el pacto, por el que cada uno cede el derechos de  castigar a un poder legítimo, reservándose para sí el derecho a la propiedad privada.
Locke delimita la noción de ley natural y se desmarca del significado que se le atribuía en la escolástica. De acuerdo con Locke, esta ley no se encuentra inscrita en el corazón de los hombres, pues no hay ningún tipo de idea innata, y estas (las ideas) sólo pueden ser conocidas mediante la experiencia empírica. La ley natural coincide con los dictados de la razón y no se supedita, como sostenía Hobbes, al mero instinto de conservación o supervivencia, sino a todos aquellos aspectos que hagan que la convivencia sea pacífica. Esta ley natural constituye así, la base de la futura vida en sociedad y no debe anularse, como defendiera Hobbes, toda vez realizado el pacto social. La libertad individual y el derecho a la propiedad serán reflejo de esa ley natural.
Con todo, Locke está legitimando un sistema político en amparo del liberalismo y la defensa de los derechos individuales. Es necesario evitar el absolutismo y, para impedir cualquier posibilidad de corrupción y de degeneración, propugna una división de poderes.
Locke es considerado así, el padre del liberalismo político moderno:
-          Propone, en cierta medida, una soberanía que emana del pueblo y otorga al Estado el deber de hacer respetar los derechos de los ciudadanos, la libertad y la propiedad.
-          Anticipa la división de poderes enunciada más tarde por Montesquieu. El rey también quedará sometido a estos poderes.

-          Atribuye al Estado la función de actuar como árbitro en las distintas controversias que surjan en el seno de una sociedad de individuos libres, respetar la pluralidad de opiniones y fomentar la tolerancia. En ella se inscribe la separación e independencia entre Iglesia y Estado. La libertad religiosa quedará enmarcada en el respeto del Estado a los diferentes credos religiosos.

CUESTIONES.
1. Elabora un eje cronológico que recoja los principales hechos históricos sucedidos en Gran Bretaña, los principales acontecimientos de la vida de Locke y las fechas de publicación de sus obras más importantes.
2. ¿En qué coinciden inicialmente racionalistas y empiristas con respecto al conocimiento?
3. Si no hay ideas innatas, ¿cómo puede la mente humana estructurar los datos que recibe de la experiencia empírica?
4. ¿Qué ocurriría con una persona que fuera ciega, sorda y muda según Locke? ¿Podría conocer?
5. Depende la reflexión de la sensación? ¿Es posible la reflexión sin esa dependencia?
6. ¿Qué es la substancia para Locke? ¿Es nominalista su postura?
7. ¿Qué diferencia el estado de naturaleza propuesto por Hobbes del propuesto por Locke?
8. ¿Es real ese estado de naturaleza? ¿Qué es entonces?
9. Diferencia "ley natural" según las tesis de Locke y la definición propuesta por la escolástica.

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